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Aumentando la gente, no aumentaste la alegría. Alegraránse delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.

Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su exactor, como en el día de Madián.

Porque toda batalla de quien pelea es con estruendo, y con revolcamiento de vestidura en sangre: mas esto será para quema, y pábulo del fuego.

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